Ocupo un lugar en el universo en el que no cabes; no obstante, ven, colócate junto a mí. Tendré menos miedo si cojo tu mano y me engaño diciendo que no existe la soledad. Y ello a pesar de que en lo oscuro de la noche, cuando desaparece la seguridad que la luz me proporciona, el temor me recorre como a una estancia y quedo, enpequeñecido, a merced de los elementos.
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